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Mikel Castrillo Urrejola 
Perfecta reflexión, sigue tu línea, lo haces muy bien y coincido con tus ideas
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Si no existe, existirá: una vez que destruyan a la «clase media» y sus pseudo-logros propietariles abuguersantes, las cosas estarán más claras. De hecho están estando ya bastante claras: siempre podemos encontrar la falta de conciencia de clase y el individualismo atomizador (que a mí es lo que más me preocupa, la verdad) pero también podemos encontrar la conciencia de clase, la lucha obrera (hay multitud de protestas y huelgas en Europa ahora mismo, también en el estado español, aunque no destaque, pero los medios tienden a silenciarlas, sobre todo a través de fronteras poco relevantes ya).
Recuerdo, en una manifestación contra el covifascismo el año pasado, debatir con una mujer que estaba preocupadísima por la supuesta «agenda 2030» y los planes WEF de expropiar a las «clases medias». Al margen de que tenga razón o no o sólo en parte, yo le decía: «eso de perder propiedad es un miedo «burgués», yo no tengo ni he tenido jamás propiedad alguna que perder, y por lo tanto todo eso que me cuentas me entra por una oreja y me sale por la otra».
El problema con las «clases medias» o aristocracia obrera es que ell*s sí que tienen algo que perder, aunque sea un poco imaginario porque en muchos casos al menos nunca lograrán pagar esas hipotecas (es una falsa propiedad, una zanahoria que nunca se logra alcanzar). Y el problema de la izquierda es que depende demasiado de esas clases medias o aristocracia obrera y no se arraiga en el verdadero proletariado, el que mantiene la «pureza» de clase, que es el lumpenproletariado sí o sí.
La conciencia de clase sólo puede existir en la medida en que no haya nada que perder y esto ya lo decía Marx cuado consideraba a los propietarios de viviendas como no proletarios, como desclasados, algo que sin duda ha capitalizado el Capital de varias maneras con ayuda del social-reformismo traidor (por supuesto cada persona es diferente y la conciencia no sólo depende de condicionantes materiales pero hablamos en general).
Además añadiría que además de conciencia (o más bien consciencia) de clase, necesitamos volutad de clase: organización revolucionaria. Que la consciencia por sí sola se queda en casi nada a no ser que esté retroalimentada por esa organización, por esa praxis antagonista productiva. Esto es más claro en los episodios revolucionarios, algo que ya observaba Lenin en el caso ruso, donde vio que en cuestión de meses o incluso semanas, se había producido una inmensa concienciación precisamente por el hecho revolucionario en marcha. Hay que organizarse, sovietizarse y supervitaminarse, como no decía Superratón pero debería haberlo dicho.
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